La belleza de mis necesidades

Desde hace un tiempo vengo haciendo un esfuerzo consciente por fortalecer la confianza en mí misma y en la vida (¡pequeña tarea!).

Había en mi vida una desconfianza se manifestaba principalmente en que, incluso cuando todo parecía ir "bien", yo sentía que no estaba en el camino "correcto". Recuerdo que desde que era una niña constantemente me preguntaba: ¿de dónde viene toda esta tristeza, toda esta insatisfacción?, ¿por qué no puedo sentirme contenta si tengo todas las condiciones para estarlo? Y entonces me repetía, con tono de juicio: Tengo una familia que me quiere, casa, comida, me va bien en el estudio, tengo la posibilidad de viajar, estoy saludable,... Pero por alguna razón, lo que yo sentía era un profundo hueco lleno de tristeza, soledad, desesperanza, juicio y confusión.

Rápidamente se enraizó en mí la idea de que si todo a mi alrededor estaba bien, pero yo seguía sintiendo tanta tristeza, de seguro la que tenía algo "malo", algo dañado, era yo. Junto con esta idea, creció en mí la certeza de que si mostraba mi verdadero yo, la vida me iba a rechazar.

Mi proceso para darme cuenta de todo esto y empezar a desenmarañarlo ha consistido en muchas horas de terapia, ejercicios de autoconexión, el amor de muchas personas que me han escuchado y esfuerzos por aprender nuevas herramientas y desaprender viejos patrones. En todo este camino sobresale una herramienta de Comunicación No Violenta (CNV): conectar con la belleza de la necesidad.

Las necesidades según la CNV son aspectos, esencialmente emocionales, que compartimos todos los seres humanos y que requerimos para enriquecer nuestra vida (aceptación, conexión, armonía, duelo, aventura, propósito, ...). O como lo dice Arnina Kashtan, (maestra de la CNV), las necesidades son el flujo de la vida moviéndose dentro nuestro. Conectar con la belleza de la necesidad es reconocer la belleza de esta humanidad, la belleza de tener y compartir estas necesidades, aún cuando estas necesidades están insatisfechas, aún en los momentos más dolorosos.

Experimenté por primera vez el poder sanador de esta herramienta hace un par de años, cuando me animé a hacer un ejercicio de CNV en el que conté una de las partes más dolorosas de mi historia a un grupo de mujeres que recién estaba conociendo. Ese día pude reconocer que ese dolor tan profundo que sentía no se debía a que la vida era muy injusta o a que había algo "mal" conmigo, sino que venía de mi necesidad genuina de conexión que en esa parte de mi historia estaba insatisfecha. Reconocer mi necesidad de conexión no hizo que el dolor se fuera, pero reconocer mi humanidad, reconocer la belleza de ser humana y de anhelar conexión sí me trajo paz.

La experiencia de conectar con la belleza de mi necesidad, más el abrazo de aquellas mujeres que yo apenas conocía, que me habían visto y que me habían recibido sin juicio, marcó un antes y un después para mí. A partir de ese día, atesoro el poder de conectar con la belleza de mis necesidades y me he seguido atreviendo a dar pasitos hacia quererme como soy y confiar en la vida. Escribir y compartir este texto es uno de esos actos de confianza.

Hoy sé que van a seguir existiendo partes de mí que no me gustan tanto y que no todo va a salir como yo espero. La diferencia es que ahora, aún en los momentos más dolorosos, puedo reconocerme humana y aceptarme sin juicios.

Por Nayuribe Saenz

 
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