Relaciones Conscientes

“Even after all this time, the sun never says to the Earth “you owe me”. Look what happens with a love like that, it lights up the whole sky!” -Hafiz

¿Cuál es la relación más importante que tenemos?

Hace poco impartimos un taller enfocado a las relaciones de pareja, y empezamos con esta pregunta. La sala estaba llena de caras intrigadas cuando un participante compartió la respuesta que andábamos buscando: la relación más importante del mundo, es la que tenemos con nosotros mismos.

Enfocándose a las parejas, podemos entenderlo mejor a través de la metáfora del jardín, que tomo prestada de mi querida amiga Arlette. Cuando estamos en pareja, es responsabilidad de cada uno cuidar de su jardín (interior), para ser un buen vecino para su pareja. Si no trabajamos en evolucionar individualmente y trabajarnos internamente, es probable que en lugar de estarle ofreciendo un jardín frondoso y saludable a nuestro “vecino", le estemos tirando basura inconsciente que se manifiesta en patrones y hábitos destructivos, recuerdos emocionales difíciles e inseguridades. Cuidar nuestro jardín interior es cuidar nuestra relación. Si partimos de una conexión saludable con nosotros mismos, nuestra conexión con los demás es más auténtica, amorosa y armoniosa.

Al ser la pareja nuestro vecino más cercano, representa un potencial único: el de ser nuestra mayor fuente de aprendizaje y evolución; nos puede brindar acceso directo a la conciencia, si así lo elegimos. Sin embargo, esa cercanía también puede generarnos todo lo contrario, si depositamos en el “otro” nuestras molestias e insatisfacciones inconscientes.

Entonces, además del compromiso que podemos asumir respecto a nuestro trabajo interior, ¿cuáles son algunas acciones que podemos tomar para abarcar las relaciones de pareja como una oportunidad de crecimiento y conexión?

1. Tener la disciplina de expresar
Los seres humanos tendemos a tener la idea errónea de que si afrontamos los conflictos éstos empeorarán, cuando la experiencia nos indica lo contrario. Más relevante aún es esto con la pareja, porque si acumulamos cosas hasta explotar, caemos en un espacio reactivo desde donde es casi imposible construir. Tengamos la disciplina de expresar, hacer visibles nuestras necesidades y tener empatía por las del otro. Pero sobre todo, confiemos en la generosidad mutua para encontrar una solución creativa que tome en cuenta las necesidades de ambos.

2. Utilizar el lenguaje de sentimientos y necesidades de la CNV, tomando responsabilidad radical por nuestras acciones y sentimientos
Comunicarnos con vocabulario emocional (sentimientos y necesidades) facilita la comprensión mutua porque apoya el diálogo con lenguaje no controversial. Recordemos a Eckhart Tolle, quien nos dice que todas las situaciones son neutrales. Los pensamientos que ideamos acerca de las situaciones son la fuente del sufrimiento. Darnos cuenta que nadie "nos hace" sentir nada, nos ayuda a darnos cuenta que tenemos elección en cómo interpretamos eventos y situaciones. De la misma forma, comunicar con esto en mente nos apoya en tomar responsabilidad por lo que sentimos en lugar de culpar a los demás.

3. Trabajar un conflicto a la vez
Algo que sucede mucho con las parejas es que acumulan bagaje emocional (si estamos aplicando el punto 1, cada vez será menos). A la hora de confrontarnos a una situación difícil, lo recomendable es trabajar un conflicto a la vez y abordarlo desde la perspectiva más neutral posible, sin juicios. Desde la óptica de la Comunicación No Violenta, esto es lo que llamamos observaciones. Puede ser difícil, pero es factible y nos abre la puerta a un diálogo constructivo que no anda arrastrando “trapos sucios”.

4. No asumir
Tengamos la valentía de hacer peticiones de claridad (preguntar, en lugar de suponer) cuando notamos que estamos generando historias basadas en suposiciones. Aprender a discernir el “imaginario” (nuestros pensamientos e interpretaciones) de lo “real” (situación objetiva) es una de las habilidades más útiles que podemos desarrollar. La gran mayoría de las veces, la realidad es mucho más noble que las ideas dolorosas que construimos acerca de algo o alguien. Preguntar requiere de una disposición a ser vulnerables, y la vulnerabilidad es un atajo hacia la conexión.

5. Hacer sólo lo que podemos hacer con plena disposición
La acumulación de resentimiento, es el veneno de las relaciones. Darnos cuenta que siempre tenemos elección puede ser incómodo inicialmente. ¡¿Si tengo elección, a quién voy a culpar cuando algo no me gusta?! Sin embargo, es una de las actitudes más empoderadoras que podemos tener, porque nos conecta con lo que motiva nuestras acciones. Esto nos devuelve el poder que perdemos cuando asumimos una posición de víctima, y nos empieza a liberar de los “debería” que impregnan nuestras relaciones.
Practicar auto-conexión constantemente es la herramienta por excelencia que nos permite saber qué estamos dispuestos a hacer, momento a momento, con disposición y sin resentimiento. Con lenguaje de necesidades podemos expresarlo a nuestra pareja de manera constructiva y conectada, pero hay que aprender a decir que "no" al igual que a recibir un "no". Al fin y al cabo, aunque se siente bien cuando nuestra pareja hace algo que queremos, no apoya a la relación a largo plazo si lo hace por obligación y sin voluntad.

Vivimos inmersos en una crisis profunda a nivel de relaciones. Es un reflejo de la desconexión que tenemos con nosotros mismos, y que simplemente se extiende hacia otras relaciones. Se siente particularmente importante llevar entendimiento, escucha profunda y conexión a las relaciones de parejas, porque después de todo, son la base de las familias y por ende de la sociedad. Al elegir incentivar la conciencia con nuestra pareja, estamos llevando luz a todas las relaciones. Es un trabajo que requiere de valentía…¡pero que devuelve frutos exponenciales!

¿Cuál de los cinco puntos mencionados te gustaría trabajar/intencionar?

¿Cuál es tu visión de una relación de pareja consciente y saludable?

Por Christine Raine

 
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