Intervención Empática, un bolero

Escuchar, bailar o sentir un bolero no es igual. Yo viví las tres en el último mes y les quiero contar mi experiencia.

Link al Video de la Experiencia

Escuchar

Escuchar Conectada a una videoconferencia, un viernes por la tarde a mediados de febrero escuché y conecté con la intención.

Se leía una ruptura triste y palpable en redes sociales. Las ticas y ticos, me incluyo; estábamos dejando que las voces del miedo y el juicio tomaron nuestras mentes y nuestras manos, y nos estábamos expresando sin amor.

Lo veíamos, lo sentíamos y nos dolía.

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En esa sesión online estábamos los “activistas de empatía”, una comunidad forjada por Conversable de personas que encontramos en la empatía y la Comunicación No Violenta una profunda conexión. Hablamos de cómo nos sentíamos y qué queríamos hacer de cara al proceso electoral, la necesidad de contribución predominaba y nos llevó a crear el “petit comité”. Un núcleo de ejecución que se encargaría de diseñar una experiencia. Se sentía, y sigue sintiendo como un honor, ser parte de esta comunidad.

Entendiendo la urgencia y priorizando la autoconexión nos dimos el fin de semana para sentir porque cada uno quería actuar. Pasaron los días y dos activistas y una gran diseñadora se sumaron al “petit comité”. Con siete personas este núcleo de trabajo pasó a denominarse “Fire Keepers”, y tomó forma como grupo de Whatsapp donde, para iniciar la conversación, compartí mi “porqué”:

“Meditando más con la naturaleza que con la almohada, llegué a esto:

¿Por qué quiero enfocar mi energía ‘política’ hacia una iniciativa basada en Comunicación No Violenta?

Porque quiero:

-Sumar otro lenguaje a la conversación, uno que reconozca nuestra humanidad y genere conexión.

-Moldear la situación con una actitud propositiva, canalizar mis superpoderes y los de quienes se apunten hacia una construcción de puentes.

-Visibilizar al mundo el poder de la empatía como herramienta de cambio.”

Cada uno sumó su propósito, y con ello definimos el “gran porqué”:

“Honrando una necesidad de contribución compartida, queremos crear un espacio que active la empatía y nos permita humanizar las conversaciones para así construir un país más inclusivo, resiliente y próspero”.

Sin duda había fuego, energía calientita para colaborar.

Bailar

Pasito a pasito empezó la danza. Al igual que el inicio de una canción, fue lento. Calzar una fecha sin debate y encontrar el lugar fue un reto, pero como todo lo que se nutre y se llena de luz, fluyó. El Instituto de México aceptó -¡qué maravilla! -. Algo que desde un principio habíamos definido como elemental era mantener la neutralidad, el único deseo era aportar y la diplomacia de este espacio lo honraba.

Con la logística definida el ritmo aumentó, diseño de imagen, bitácora en Drive y audios que vienen y van, la iniciativa -aún etérea- tomaba forma. Pensar en un llamado a la empatía, sin color político, con intención de miradas profundas y escucha activa...mi corazón unicornio se sentía optimista y motivado.

Con un ensayo, un miércoles a las 6:30 pm en las montañas de Escazú, la realidad se materializó, prototipamos la agenda y vivimos la magia, la curiosidad y el asombro como grandes protagonistas.

Nos cargamos de energía y la canalizamos para invitar, otro gran objetivo era propiciar la diversidad de perfiles, roles y sectores. En esa noche ya eramos 20 personas co creando.

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Sentir

El día llegó, miércoles 21 de marzo 5:00 pm - ¡ahora sí! -.

66 confirmados, 15 activistas de empatía y 6 facilitadores estábamos repasando en el patio lo que llamamos (esperemos la primera de muchas) Intervención Empática.

No supe cuándo ni cómo, más en un abrir y cerrar de ojos el espacio se llenó. Personas del ámbito político, social, cultural, académico y de distintas edades y geográficas, un grupo de ciudadanos confiaron en una intención y se dejaron llegar. El espacio se sentía balanceado y me tocaba iniciar.

Admitiendo la frustración y sorpresa que he vivido con la 2da ronda electoral expuse el propósito de la noche:

-Recobrar la esperanza -

  • a través del experimentar escucha profunda

  • desarrollar habilidades para conectar a pesar de -o reconociendo- las diferencias

  • salir con una sensación de empoderamiento para afrontar situaciones y conversaciones difíciles desde otro espacio.

Para lograrlo teníamos una atrevida agenda y un - El - equipo preparado para hacerla realidad.

Después de compartir el para qué, era momento de definir los acuerdos, co-crear con el ahora grupo de más de 50 personas, cuáles serían los principios que nos permitan lograr estos resultados.

Antes de entrar en esta escena, valga hacer un contexto personal.

En los últimos 5 años, a través de distintas experiencias, he validado lo que es ser ´un pato en su charco´, esa magia del ´chapoteo´ que se alcanza cuando el ser trasciende la razón y se está completa y absolutamente conectado con el momento presente. Yo conecto con esa emoción cuando estoy frente a un ´público´ facilitando un taller, siento una vitalidad- inspiración sin igual y mi necesidad de propósito y conexión se sienten satisfechas.

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La escena.

Al frente estábamos Christine y yo, al lado izquierdo, sentadas en el borde de las columnas, las activistas de empatía nos veían y esperaban el momento de brillar; Gianca y Sebas, desde la primera fila sonreían; su tranquilidad me daba paz, Camilo recibía a las personas y Marcela comenzaba a dibujar la memoria gráfica del evento, en la pista de baile estábamos todos. Me sentía orgullosa, en ese momento, me percaté que éramos un equipo de soñadores que creyeron en otra realidad y tuvieron la valentía de co crearla, en ese momento de sincronía y comunidad sentimos el bolero. Me sentí acompañada, ya no era 1 pato, éramos una comunidad.

Cerquita y a un mismo ritmo, compartimos desde historias de valentía, hasta el entendimiento de que vivimos en un sistema social complejo, exploramos el idioma de la empatía, adivinando emociones y escuchando activamente potenciamos la intención del llamado y viéndonos a los ojos en silencio, experimentamos lo que Marshall B. Rosenberg, creador de la comunicación empática define como empatía:

“La empatía es un entendimiento respetuoso de lo que los demás están experimentando. En vez de dar empatía, tenemos un fuerte impulso de dar consejos o de tranquilizar y de explicar nuestra posición o nuestros sentimientos. La empatía, al contrario, nos pide vaciar nuestra mente, estar completamente presentes, y escuchar a los demás con todo nuestro ser”

Re significando la empatía y reconociendo nuestra humanidad compartida, aceptamos que “todas nuestras acciones son el mejor intento que conocemos por satisfacer nuestras necesidades”, incluyendo en este caso, la preferencia hacia un candidato o la elección de un presidente.

Tomando consciencia de esto logramos observar e incluso suspender las voces del juicio, del miedo y del cinismo, las etiquetas, para elegir, desde nuestro ser; contarnos otra historia, una de conexión, una más esperanzadora.

En la 2da ronda oímos, sentimos y bailamos un bolero, un ritmo cercano, amoroso y pausado, como el idioma de la empatía.

28 de marzo, 2018.

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Créditos:

Petit comite - Fire keepers: Ana Javier Quintero, Cecilia Miranda, Giancarlo Pucci, Christine Raine, Gloriana Drossos, Marcela Sotela, Sebastian Castro.

Activistas de empatía: Kristin Holthuis, Cynthia Orozco, Kim Picado, Nandy Viquez, Esmeralda San Ildefonso, Fabiola Flores, Nayuribe Saenz, Gaby Prendas, Graciela Jimenez, Camilo Chaves, y Chino Salom.

Gracias al Instituto de México, especialmente a Arturo Valencia Ruíz, Director del Instituto Cultural de México .

Por Ana Javier Quintero

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