Esta Loquera Yo La Soñé

De la serie EXPERIENCIAS - INCIDIENDO EN EL MUNDO
-------
Hace poco tuve una experiencia muy significativa junto a veinte personas de nueve países en la Montaña Azul. Sin expectativas y por invitación, fui a dar a un santuario natural y espiritual en las faldas del cerro Chirripó, a aprender sobre el Chi Kung y la trascendencia después de la muerte.
Con semejantes temas, uno podría imaginar que el retiro estaría un tanto pesado. Pero sucedió exactamente lo contrario. La práctica, centrada en la respiración y el suspiro en particular, nos conecta con nuestra capacidad de maravillarnos por la vida, y al mismo tiempo aceptarla en toda su imperfección. Sembró en mí una sensación de gran ligereza. Corrimos en la selva bajo la lluvia muertas de risa, pegamos gritos al bañarnos en el río helado, hicimos rituales, meditamos y reflexionamos juntos. Si tuviera que, en una frase, describir el mayor impacto que tuvieron esos días en mí sería: re-conectar con mi inocencia. Me sentía como una niña. Todo me maravillaba: el paisaje, una flor, el agua, la comida (bueno, el placer por la comida ya lo traía desarrollado), y las conversaciones transparentes con las personas que llegaron siendo extraños y se fueron siendo mi sanga, mi tribu.
Suave... Esto de hilar mi historia con otros, yo lo pedí.
En julio también tuve una experiencia maravillosa al asistir al primer DO Lectures en Costa Rica. Durante tres días, 140 personas nos sumergimos en Puerta a la Vida, una finca de permacultura en Miramar. Ahí, recibimos talleres, escuchamos historias inspiradoras, y compartimos en comunidad en un ambiente rodeado de naturaleza, con vistas espectaculares, lluvias torrenciales, jammings musicales, campamentos entre higuerones gigantes que formaban aldeas que parecían sacadas de un cuento de fantasía, y personas de gran diversidad tanto de condición socioeconómica, edad, nacionalidad y caminos de vida. La última noche unos cuantos nos quedamos cantando alrededor de la fogata hasta la madrugada. Me acuerdo de mirar con asombro a las personas que conformaban ese círculo: hermana, cuñado, poderoso nuevo amor, integrantes de mi banda, mi speaker preferido del evento, mi primer coachee de la vida, amigos nuevos y viejos…
En ese momento, donde todos co-creábamos el mundo del cual uno sueña ser parte me acordé, ¡yo esta loquera la soñé!
Estas experiencias me transportan a un momento de mucha claridad hace alrededor de un año, cuando en medio de muchas cosas positivas que estaban sucediendo a mi alrededor, me sentía profundamente sola. Era una soledad que se sentía más fuerte que mi experiencia individual. Analizando los anhelos más profundos que pedían atención a raíz de ese sentimiento, me di cuenta que tenía un gran deseo de comunidad, de pertenencia. Dar con el clavo de lo que quería en ese momento se sintió increíble. Aunque no sabía como lo iba a lograr, al menos tenía un norte, que sin saberlo en ese momento, definiría muchos momentos importantes después de eso.
Me deja asombrada la velocidad con la cual se manifiestan las cosas una vez que tenemos una intención clara. Jamás me hubiera imaginado las cosas que podrían pasar en un año para llenar esa necesidad; pero mis experiencias en comunidad empezaron a crecer exponencialmente, y empecé a conocer a personas con el mismo deseo de pertenecer, de compartir, de crecer y aprender colectivamente; de acompañarse. Desde empezar una comunidad de personas profundizando en la conciencia de la Comunicación No Violenta (y experimentar el poder exponencial de aprender en colectivo); hasta vivir el proceso de muerte del papá de mi amiga más cercana… las experiencias significativas en grupo se multiplicaban.
Facilitar un proceso de restauración en una comunidad en "Desampa" que transformó un enorme proceso de duelo (por la extrema violencia que estaban viviendo) en empoderamiento...otra experiencia única. Desde eso, hasta llegar a DO y ser testigo del nacimiento de una comunidad internacional de visionarios y agentes de cambio, y encontrarme con mi sanga en la Montaña Azul.
Hay algo extremadamente poderoso en ser parte de una comunidad, y es algo que apenas estoy descubriendo, poco a poco. A veces pasamos vidas enteras tratando de curar heridas que se pueden sanar de manera casi inmediata al exponerlas al amor de un grupo que sabe contenerlo.
Un ejemplo impactante de esto fue un taller que hice en DO llamado "The Naked Truth", o la Verdad al Desnudo. Los facilitadores nos guiaron por un proceso de soltar prejuicios mediante abrazos, tener conversaciones con nosotros mismos en presencia de otros, para culminar en un círculo donde todos nos quitábamos la ropa (todita) y nos turnábamos uno por uno en expresar nuestra mayor inseguridad física, seguido por revelar ese gran miedo que nos obstaculiza y que hasta entonces no nos habíamos atrevido a compartir con nadie. ¡¿Se imagina?!
Cuando me tocó a mí me acuerdo que me sorprendió una voz temblorosa, especialmente cuando expuse mi mayor complejo físico. Hacer un recorrido por los ojos de todos los que estaban ahí después de haberme expuesto, y sentir el amor y la aceptación que emanaban, desnudos (jóvenes, ejecutivos, hasta señoras en sus setentas) también ante mí, es algo que nunca voy a olvidar. Fue como recordar una Verdad sagrada: que todos estamos aquí para apoyarnos. A esas chispas de verdad que nos llegan desde un espacio que nuestra mente no entiende, hay que prestarles atención. Nos pueden llevar a experiencias que sólo están esperando ser soñadas, para convertirse en realidad.

Tagged: #comunidad, #BlogSerHumano, #conversABLE, #empatía, #empathycostarica, #community, #love, #intention, #LaMontañaAzul, #DoCostaRica, #TheNakedTruth

Edición: Sebastián Castro Sasso

Por Christine Raine

Talleres imagen color.jpg

Talleres

Retiros

Anterior
Anterior

Gifts and Pieces: A Retreat to Freedom

Siguiente
Siguiente

Tres cosas que experimento desde que practico Auto-conexión2